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jueves, 25 de agosto de 2011

La interculturalidad, el criterio de conciencia y el derecho indígena.


La interculturalidad, el criterio de conciencia y el derecho indígena.

El problema indígena sobre  territorio, nación, consulta previa o autonomía económica, social, política o cultural. Es realidad no es un problema indígena, más bien es un problema occidental. Pues la organización económica política cultural de los pueblo originarios existe  “per se”, a quienes aun nos resistimos  en el discurso y en la praxis,  a reconocer la diferencia  de concepciones y cosmovisiones del mundo, el tiempo, el espacio que nos rigen. Y la diferencia  entre el sujeto colectivo y el sujeto individual que tenemos posicionado  en nuestra psiquis.
La normatividad jurídica internacional a favor de la declaración de los derechos indígenas y sus expresiones colaterales, no ha sido producto  de un consenso fácil. La lucha ha empezado en diversos puntos  del planeta,  hace varios siglos. Solo que, con los procesos de globalización  se ha hecho más visible y evidente las demandas identitarias. Y siendo la identidad indígena durante tanto tiempo  invisibilidad,  ha resurgido  con mayor énfasis y protagonismo. Pero los discursos y la praxis  que lo mantuvieron  sojuzgado y en tensión  permanente  no han desaparecido, por eso no debe extrañarnos las resistencias.
 El convenio 169 de la OIT,  es bastante claro, la declaración que no necesita ratificación también,  igual  las diversas sentencias  supranacionales.  El margen para la interpretación  es escaso, pero estos siempre van a chocar con el criterio de conciencia de los operadores  de justicia y los operadores políticos. Porque el criterio de conciencia  puede ser positivo al sujeto de derecho o negativo al sujeto de derecho.
 Por eso la principal lucha  ahora es generar  criterio de conciencia positivo  al derecho indígena. Sobre  su territorio, pero también sobre su sabiduría,   organización política, expresiones culturales, económicas e ideológicas. Y no concebirlos en estado de indefensión permanente,  el buen salvaje o la tribu perdida de Israel. Y que solo nuestro desarrollo  los salvara pues eso sería repetir el discurso de hace mas 5 siglos.
Por eso reitero que el problema indígena  no  lo es  tal, el verdadero problema  somos los otros. Los que hemos sido formados, educados y socializados  en los dispositivos  disciplinarios occidentales. El problema  somos aquellos que aun  mantenemos una psiquis y cuerpo sojuzgado, normalizado y encorsetado en los discursos hegemónicos occidentales.
Por eso  también creo que el proceso  de deconstrucción hegemónico,  debe ser eso “un  proceso”.  Pues sino también terminaremos reducidos a la impostura, la careta de lo políticamente correcto y la hipocresía social. Y de eso ya tenemos varios siglos por el castramiento  ideológico e intelectual  que venimos padeciendo.
 Por eso,  no he querido citar hechos o precedentes jurídicos, sino apelar  a ese aspecto  que nos diferencia de los animales y nos moviliza  como seres  humanos.  Pues las demandas indígenas,  nos pone como reto, demostrarnos  en evolución. Y  no solo como sujetos  jurídicos o políticos, inertes, rígidos, estáticos.  Pues  el reto de la interculturalidad, también es un reto cognoscente, para ubicarnos  como sociedad  en evolución, dinámica, actuante y reconocernos en la diversidad y pluralidad de culturas y en la validez  de diversos discursos, lenguajes, idiomas,  expresiones estéticas,  sociales,  económicas y corporales. Oponernos a ello  implica reconocernos como cadáveres en la historia, inmovilizados en la alienación y enajenación. Como subproductos de la hegemonía tecno política, desechos de un modelo rapaz, carroñero o necrofiflico.
En la medida que nos reconozcamos como el problema, tendremos la intuición necesaria  para cambiar, transformar y evolucionar  nuestro entorno político, ideológico, económico  y social. Pues si nos mantenemos esperando  que, sean los operadores políticos o jurídicos quienes sienten los precedentes interculturales. Caeremos en el riesgo  que un criterio de conciencia  negativo a las demandas actuales, termine imponiéndose o perpetuándose durante otro siglo más.
 Y paso,  porque no quiero reproducir el modelo  académico hegemónico que me exige  5 páginas cuando lo puedo decir  con igual convicción en solo una. Pues quiero sentar un criterio de conciencia  positivo distinto al que aun nos sojuzga.


Pachamama que estas en el suelo
 Santificado sea tu fruto,
Venga a nosotros tu diversidad
En la costa como en la selva
Danos la sabiduría cada día.
Perdona nuestra contaminación
Así como nosotros perdonamos
 Huaycos y terremotos;
No nos dejes caer en la avaricia
Y líbranos de insecticidas, políticos y corruptos.
 Amen


Jesús Alegría Argomedo

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