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miércoles, 7 de octubre de 2009

La Danza O(h)Culta?

La Danza ¡Oh Culta!
En una sociedad de palabras, donde las falacias se imponen como verdades. En un mundo parlante, e incomunicado. En un sistema
donde el doble discurso verbal articula, guerras e injusticias y la política de palabras huecas impone hambre y miserias. Nosotros, los bailarines y nuestro callado oficio, hemos optado por el silencio de la palabra y el grito del MOVIMIENTO. No
usamos palabras, pues nuestro cuerpo expresa lo indecible. Nuestro movimiento recoge la memoria genética de muchos hombres,
que desde inicios de la humanidad, protestaron con el silencio, ante el horror y temor que justifican las palabras. En una sociedad de prejuicios y exclusiones justificadas con palabras. Los bailarines hemos sido invisibilizados ,
imponiéndonos una imagen de frivolidad que no nos pertenece. La sociedad nos mira como el hobby de señoritas de conversación
intrascendente. El estado nos ve como una carga a la que hay que sostener, pero no sabe para que existe. Los políticos nos
observan como sujetos sin ciudadanía, ni derechos y fácilmente contentables. En un oficio a contra corriente, se nos pide trabajar sin sueldo establecido, en pésimas condiciones laborales, se nos mira
como artículo suntuario. Mientras padecemos el frío y duro piso de la exclusión, se nos presenta como grupo elitario y de
oficio vacuo de unos pocos. Con Instituciones de obesas burocracias, y políticos culturales de mezquinos intereses, que nos
excluyen, poniendo trabas a nuestra labor creativa, asignándonos un rol aleatorio, superficial o inexistente. Los prejuicios de género que pasan por la identidad sexual. También han servido para cerrarnos el paso y cortar nuestros
derechos. Hombres y mujeres vistos como sujetos de conducta homogénea a quienes se les niega la abierta interacción social,
sospechosos de una vida licenciosa y un exagerado individualismo. Así despojados de derecho y deberes, invisibilizados, sin ciudadanía se nos muestra como sujetos inocuos, aterciopelados y
sin diferencias entre ellos y rápidamente acallados.¡NO, no somos eso!. En nuestro oficio existen visiones y diferencias marcadas. No somos homogéneos, tenemos posiciones
diversas, contrarias y también marginales. Las grandes compañías, receptoras de altos presupuestos del monopolio de las
trasnacionales y sus remedos en los países subdesarrollados. Han silenciado los otros pasos; esos que no siguen un curso
elitario y se han rebelado a la arbitraria y desigual distribución de poder. Así la exclusión también viene desde adentro. Esa danza la que no puede usarse como trofeo geopolítico ha sido invisibilizada en su lucha por los derecho civiles. La que recogió el pensamiento científico y materialista, lo que no niega sus rasgos etnogeneticos, la que asumió posiciones
sociales. La que es fruto del abigarramiento cultural y sus vínculos multi étnicos. La que es libre y no condicionada por los
auspiciadores. Su grito no es de palabras, se articula en acciones, se percibe en las líneas que definen su espacio social,
económico y cultural. Su grito conmueve con efectos superlativos, su grito es demasiado fuerte, para que el sistema lo
integre. Esa danza, la que no puede usarse como objeto pintoresco, y se resiste a ser decorado de salón, no es de historia reciente,
la lista es larga. Desde la observación aguda, la reflexión constante de Noverre, tantas veces relegado y excluido,
incomprendido de su tiempo. O la exiliada Isadora, con su danza libertaria gritando feminismo con su cuerpo. La otra en un
sótano de Nw York, mostrando la lucha por los derecho civiles, mientras descubre la respiración, acto tan cotidiano como
desconocido, Martha Graham. También esa mujer de piel oscura y altos ideales, luchando por ser integrada, en un país de
discriminación intolerable, tantas veces rechazada por su negro color, Katherine Dunham. Y ese espíritu rebelde a las
prácticas colonizantes, que se une a la revolución, para darnos una escuela y una manera distinta de vivir el arte, aceptando
las limitaciones y enamorada de la lucha constante, Alicia Alonso. En cada país y región existe una historia de espíritus que se negaron y niegan a aceptar el rol superficie que el sistema
asigna. Bailarines rechazados por sus rasgos étnicos y ninguneados por su extracción social e identidad de clase. Evitados y
objetados por su libre pensamiento político. Rescindidos por su crítica a la ausencia de Poder democrático. Reprendidos por
su oposición a la copia y a la imitación imperfecta. Replicados por su peligrosa libertad creativa. Condenados a ser cuerpo
de baile por el terror al color de su piel o la sospechosa posibilidad de visibilizar su ascenso. Excluidos, silenciados,
invisibilizados, por los antidemocráticos métodos internos y sus vínculos mediáticos. Los medios quieren palabras y nosotros damos fuertes símbolos kinéticos. Los medios quieren virtuosismo exagerado, nosotros
damos poesía en movimiento. Los medios quieren afiches coloridos y poses inanimadas. Nosotros damos imágenes preverbales y el
grito silencioso de la reflexión. En esta fecha quiero pensar en todos aquellos que lucharon, que luchan y lucharán por una Danza con una mirada abierta y no
temerosa de las diferencias. En su no negación de la realidad. Aquella danza que no se escuda en la fría técnica. Una danza
que integra y no excluye, que se expresa libre y capaz de cuestionarse y que rompa la inercia permanente. Una danza que
busque soluciones y no mire dificultades. Una danza que busque y no espere encarcelada por las circunstancias, que emerja,
pregunte, que construya diferencias. En este día quiero pensar en todos aquellos que en algún rincón del planeta construyen una danza que baila sola, despojada de
los grandes presupuestos y apuesta a aquella de organización burocrática y pocos resultados. Quiero pensar en todos aquellos que bailan expuestos a la lluvia, al sol, al frío invierno, al duro piso de cemento. En todos
aquellos que hacen de la danza una razón existencial., una búsqueda metafísica, una explicación filosófica, humana, tan
humana para destruir las restricciones y encontrar las libertades. En esta semana, quiero invitar a las organizaciones públicas, privadas, instituciones culturales, medios de prensa, líderes
de opinión, líderes sociales, abrir sus espacios para mostrar nuestro callado oficio y las dificultades de nuestra labor, la
precariedad de nuestros recursos. También, nuestra clara y abierta identificación en la lucha constante por una sociedad
democrática, justa y solidaria.
*El texto fue publicado por la presidencia vitalicia de la confederacion interamericana de danza, en el marco del congreso de
Danza y Educacion en Ecuador del 2006 .

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